Hoy más que antes deberíamos pensar que tanto valor y sentido le damos a cada segundo que vivimos.
Particularmente siento
que la vida pisa cada vez más fuerte el acelerador en relación con el tiempo.
Tiempo que se me escapa de las manos como arena, que por momentos lo puedo
sentir pasar lentamente ante mis ojos y otras a la velocidad de la luz.
Este hecho me indigna y es por eso que siento necesario remarcar la importancia
que tiene tomar conciencia de lo efímero que es el tiempo. Reconociéndolo,
automáticamente nos volvemos “poderosos”, tan sólo sabiendo que nosotros somos
los que llevamos las riendas de nuestras vidas y somos capaces de hacer lo que
nos propongamos en el momento que nos lo dispongamos hacer.
Muchas veces lo tomamos
con suma naturalidad, nosotros vivimos y el tiempo pasa. Está ahí, y pasa.
Viene y se va, constantemente. ¿Qué influencia tenemos nosotros sobre él? Ninguna.
En cambio él sobre nosotros sí. El tiempo avanza siempre en una sola dirección,
hacia adelante, lo que hace que hora tras hora, minuto a minuto, segundo a
segundo estemos cambiando física y mentalmente. Dejando atrás vida,
experiencias, sensaciones, momentos, lugares, personas. Avanzando con tal
rapidez que en tan solo tres segundos vivimos el pasado, el presente y el
futuro. Y es importante que nos demos cuenta de esta rapidez con la que pasa.
Muchas veces no razonamos que el tiempo no vuelve, que las oportunidades
que se nos cruzan adelante son únicas, quizás algunas podrían volver a aparecer,
pero los momentos que suceden en el tiempo son únicos e irrepetibles.
Si será oro…
Siendo niño nunca fui
del todo consciente del valor que tenían todos esos momentos que viví; los
domingos en familia, las idas para afuera, los viajes familiares, los veranos e
inviernos en casa, los fútbol en la plaza con amigos, la escuela. Sé que viví
cada segundo plenamente, y que amé y valoré tanto como pude a lo que me rodeaba
y me formaba.
Pero ahora, siendo ya bastante grande en comparación a esos tiempos que hoy
parecen estar en un lugar tan lejano, me doy cuenta que la vida está pasando
ahora. Que todo lo que veo y siento es único. Que las personas que me rodean
están ahora y mañana podrían no estar, incluso yo.
Hoy más que nunca me doy cuenta de lo importante que es valorar cada
segundo que pasa como si fuera el último. Hacer de cada momento algo memorable,
algo que valga la pena recordar, y darle sentido al tiempo que corre. Porque
creo que no hay peor pérdida que la pérdida de tiempo, conociendo la relevancia
que tiene en nuestras vidas y su incidencia en las mimas.
La realidad
Hoy tenemos la edad que
tenemos, mañana tendremos un día más y el día que dejamos atrás no volverá a repetirse,
sólo quedará en nuestras memorias aquello que significó algo durante ese lapso
de tiempo. Ese lunes que dejamos atrás no será el mismo que el lunes siguiente,
y en cada uno viviremos distintas situaciones que irán formando nuestro futuro
cercano.
Nos tocó nacer en esta época, en esta sociedad. Vivir éste año, este
día. Respirar el aire que respiramos, sentir lo que sentimos, ver lo que
vivimos, crecer rodeado de las personas que conocemos y seguir conociendo eso
que desconocemos. Todo esto está pasando ahora, y mañana será distinto. El
tiempo es así, cambiante. Y somos privilegiados de existir ahora, de tener la
libertad de llevar nuestras vidas en el rumbo que nos propongamos. De eso se
trata, vivir plenamente cada momento para ser más fuertes, seguros, felices.
Aprovechar cada oportunidad que se nos da de principio a fin, valorando las
simplezas de ser quien somos y de estar donde estamos.
Porque, ¿quién sabe si mañana no estaremos?, ¿te quedarías con lo último
que le dijiste a tu familia, amigos?, ¿hiciste eso que más te gusta hacer con
la pasión que te genera?, ¿llenaste esos momentos de energía y ganas?.
Pasar el tiempo porque sí en mi opinión es un desperdicio, no digo que
esté mal hacer nada, o que constantemente tengamos que hacer algo, simplemente valorar todo aquello
que nos conforma es de alguna manera sentir y reconocer nuestras vidas.
Es por eso que los invito a hacer. Y esta considero que es una palabra
clave, hacer. Hacer para vivir, para crear momentos, para tener una vida llena
de recuerdos y que cada momento que pasa tenga sentido.
A mí me gusta ir por la calle como si fuese un turista. Imaginándome
estar en los ojos de alguien que no conoce todo aquello que a mí me parece
normal, cotidiano. Me hace sentir especial, porque todo se vuelve distinto.
Observar los detalles de la ciudad y las personas con las que comparto este
tiempo presente, de los momentos y las oportunidades que se me cruzan como si
lo desconociera todo. Siento que cada momento es especial a su medida,
rellenando cada segundo con algo distinto.
¡A vivir!
El poder está en
nuestras manos, en nuestras cabezas. Vivamos este momento con el valor que se
merece vivir, con las ganas que podemos poner. Hagamos momentos, compartamos
más tiempo con amigos y familiares, llenemos
de amor a esas personas que hacen todo por vernos bien. Dejemos nuestra marca,
porque el tiempo es hoy, y mañana podría dejar de serlo. Nunca más vamos a
tener la edad que tenemos, y vos, ¿estás
haciendo todo lo que te hace bien y aprovechando cada minuto de tu vida
sabiendo que es único? El tiempo pasa y no te espera, hagamos.
Santiago Domínguez.